jueves, junio 11, 2009

Gaviota Herida XII

...Solo parlaban las almas y las pupilas, nadie emitió movimiento brusco, que asustara a la infeliz chica. -Madre, llevame al mar, quiero verlo,sentir como la brisa acaricia mi silueta. Y asi lo hicieron, emprendieron su viaje, era un hermoso dia, las nubes no dejaban de perseguirlas. Frente al ancho mar, ésta, extendio los brazos, y aspiró de tal manera, que las olas se elevaron y bañaron su diminuto cuerpo. La madre, que no ocultaba su rostro de sorpresa , notó, como si fuera una mueca, la sonrisa de Rosa Iris. Todos cuanto por alli transitaban se paralizaron, las olas dejaron de emitir quejidos al percatarse de la accion de la joven.

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