lunes, noviembre 23, 2009

El gato que perdió sus colores

Gaby, el gato travieso, se encontraba jugando con su pelota en las afueras de su casa...era hermoso, robusto y su cuerpo, era adornado con una amalgama de colores intensos. Este se encontraba muy feliz, cuando de repente...empezó a lloviznar, su madre, Minnie; le llamó la atención y le ordenó que entrara a la casa. Pero ni bien, ésta dió la espalda, Gaby, de un solo salto, se encontró nuevamente en la calle. Mientras correteaba, no se percató de que por el suelo se esparcian sus colores... Ya agotado, decidió entrar, cuando al toparse con su madre, nota que ella lo ignora, intentó hablarle...Tremendo susto el de la pobre felina...pues no sabia de donde nacian esas palabras. El buscaba mil y unas formas de hacerse notar, pero le fué imposible...ya no tenia colores. ...Y asi fueron transcurriendo los dias, y el triste minino, no existia. Se sintió tan desdichado, tan arrepentido, por haber faltado a las correciones de de su madre, y lo peor del caso es, que no habia forma de retornar el tiempo. Bañado en lagrimas, aceptó su nuevo estado de invisibilidad. Pero esa noche fue distinta...no lo visito ningun hada madrina, pero Minnie, su procreadora, si tenia las herramientas para devolverle sus colores. Tomó una cubeta, mezcló todos los colores existentes y lo esparció por su cuerpo. Y desde ese momento, Gaby prometió: Jamas desobedecerla. CUENTO Para Noé Leonardo Castro Ortiz (hijo del poeta Tomas castro)

domingo, noviembre 22, 2009

Cuitas de Una Gaviota Herida XXX

Procuramos encontrarnos en el parque, al que nunca habiamos ido juntos. -Cuantos nervios, no sabia que iba a hacer cuando la viera de frente. Las ganas de besarla no me faltaron, pero era solo su amigo, y si yo lo hacia, ella quiza lo tomaria por lastima. Faltan 15 horas para el encuentro ... Ese dia...no tenia ganas de comer, ni de pararme de la cama, pero debia hacerlo,tenia que enfrentar sus problemas de frente;valientemente.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXIX

Un amor silente, tortuoso. Intenté cambiar su visión de la vida, de mostrarle todas sus virtudes, y que no debia decaer por sencilleces, "La vida continua" le decia. Y creo que lo estaba logrando, ya salia, sonreia, bailaba.. lentamente fui tratando de hacerla feliz, y procurando a que me quisiera, aunque sea un poquito. -Dios, cuanto la amaba! Y sobre todo, esos dias en que me alejé, no permití que me viera, me escondia, no tomaba sus llamadas. Hasta que logró convencerme, sumandole el hecho, de que no podia durar otro dia mas sin verla.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXVIII

De manera brusca, tomé mis cosas, y parti. Aun escuchaba a distancia su dulce voz que me llamaba, pero no quise voltear, no podia hacerlo. Ella se quedó estupefacta, pues no comprendia mi actuación. Se supone que como yo soy, o era su mejor amigo, debia estar feliz; porque ella lo estaba. Pero no es así. No se daba cuenta que desde el primer dia que la vi, quedé totalmente enamorado, eso no me habia ocurrido con nadie, he tenido muchas novias, pero nunca llegué a amarlas, como a Rosa Iris.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXVII

No quise mirarla a los ojos, para que no notara mis sentimientos. Jamás volví a pronunciar palabras... Ella se encargó de todo.

Si lo conocieras... Él es tan inteligente, de poco hablar, pero cuando lo hace, parece un erudito. Sus ojos parecen dos océanos, me pierdo en ellos.

Él tiene un encanto, todas las chicas se enamoran de él; vive la vida a su manera, y no le importa el qué dirán.

En sus brazos me sentía tan segura, solo quería estar junto a él, y olvidarme de todos... La interrumpí, no podía seguir torturándome más. Quise ser fuerte, pero no aguanté...

Cuitas de Una Gaviota Herida XXVI

...La esperaba en aquel banco, porque acordamos ver el ocaso.

Ante tantos dias de ausencia, decidí ir a su casa y ver lo que ocurria.

Sus ojos le brillaban, cual dos unicas estrellas alumbraban el firmamento. Senti pavor, jamás la habia visto asi, y tenia curiosidad de saber que le pasaba, pero antes de emitir palabras, me dijo:

-Me llamó, hace una semana...en la madrugada, me dijo que ya viene y que me extraña...

Se puso a dar vueltas en la casa.

Mientras que mi rostro, era semejante al cielo, cuando se está cuajando una tempestad, estaba feliz por ella, pero cúan desdichado me sentía.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXV

Tomó un vaso de agua, se sentó y la felicidad de escuchar esa voz que tanto había anhelado, invadió su cuerpo y hasta se puso a bailar.

Ese día fue distinto, hizo los quehaceres del hogar. ¡Cuán feliz se encontraba!

Ya se había olvidado de mí, y de tantos años de angustia. Nadie quiso preguntar sobre ese cambio, creo que pensaron que fue por mí. ¡Qué iluso fui!

Decidió no ir, ni al cafetín ni al mar...Se cortó el pelo, se maquilló, compró ropa nueva.

Mientras yo...la esperaba en aquel banco del parque.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXIV

El teléfono no dejó de timbrar esa madrugada, y nadie quería levantarse a tomarlo, mucho menos Rosa; pero ante la insistencia hizo un esfuerzo y se levantó.

-¿Ya olvidaste mi voz?, susurró el teléfono, ¿o ya ocupan mi lugar?

-Te he extrañado tanto, dijo, con voz temblorosa.

Ya falta poco, no te desesperes, aguarda mi llegada...y finalizó la llamada.

-¿Por qué ahora?, cuando ya por fin estaba logrando borrarlo de sus entrañas... se aparece.

Aun a distancia, sigues burlándote de mí, y haciéndome daño.

Tomó un vaso de agua, se sentó.

Cuitas de Una Gaviota Herida XXIII

Paulatinamente, ella fue contándome su historia y viceversa. Creí conveniente que nos encontráramos en otro lugar, y aproveché para llevarla a una tertulia.

Me puso mil peros, tal vez sentía miedo, o pensó que si salía con otro, le era infiel a su amado, ¡qué ingenua!, pero al final accedió.

La pasamos tan bien, la incluyo porque hasta se animó a leer algunas de sus poesías. Y como han de saber, siempre alusivas a la soledad, a la ausencia.

Ese día la llevé a su casa, aparte de que era muy tarde, era una forma de saber que no se escaparía. Conocí a su familia, y me despedí...