
MUERTA
la encontre agonizando, y
en sus jadeos contenidos
me susurraba
"me asesino el desamor".
Emprendí la busqueda
del hachador.
tropecé con sirenas,
las encontré pariendo sobre las olas
y como soy suceptible
me disfracé de partera.
Mientras el matador
volaba sobre un caracol.
Al enjuagar mi mano con mi frente húmeda,
divisé en lo azul, al que ultrajó a mi amiga:
dándole toques punzantes en sus alas.
Y, aún sujetando en sus manos,
el cuerno multicolor, que arrancó de su pecho.
Abandoné a las mujeres pez y atravese las rocas.
De un salto, toqué el pico
de las tierras acumuladas.
Al acercarse, vestido hasta la cintura de burla
por impulsiva, caí en el vacio.
cuanta es mi desdicha!
quiero vengar a la poesia
pero no logro mis anhelos.
Otro número ha sido agregado
al censo de muertes impunes.
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