domingo, noviembre 22, 2009

Cuitas de Una Gaviota Herida XXVII

No quise mirarla a los ojos, para que no notara mis sentimientos. Jamás volví a pronunciar palabras... Ella se encargó de todo.

Si lo conocieras... Él es tan inteligente, de poco hablar, pero cuando lo hace, parece un erudito. Sus ojos parecen dos océanos, me pierdo en ellos.

Él tiene un encanto, todas las chicas se enamoran de él; vive la vida a su manera, y no le importa el qué dirán.

En sus brazos me sentía tan segura, solo quería estar junto a él, y olvidarme de todos... La interrumpí, no podía seguir torturándome más. Quise ser fuerte, pero no aguanté...

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