domingo, noviembre 22, 2009

Cuitas de Una Gaviota Herida XXVIII

De manera brusca, tomé mis cosas, y parti. Aun escuchaba a distancia su dulce voz que me llamaba, pero no quise voltear, no podia hacerlo. Ella se quedó estupefacta, pues no comprendia mi actuación. Se supone que como yo soy, o era su mejor amigo, debia estar feliz; porque ella lo estaba. Pero no es así. No se daba cuenta que desde el primer dia que la vi, quedé totalmente enamorado, eso no me habia ocurrido con nadie, he tenido muchas novias, pero nunca llegué a amarlas, como a Rosa Iris.

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